Tras esa timorata expresión de nada
rompes lo que uno
de este puzzle insaciable y pedigüeño.
Huyo de estos ritos incomprensibles.
Calle abajo.
Guarda ahora que los ladrones
sin Lorenzo sobre los hombros
no roban si no aparatos de aire acondicionado.
Escapa de las tortuosas vías sin posibilidad de fuga ni punto.
Ríamos mientras el color se difumina
al caminar de la noche
mezclado con el sonido de coches roncos
por lo extravagante del momento.
Se me hace inevitable desear que amanezca.
viernes, 3 de agosto de 2007
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